sábado, 20 de agosto de 2011

La crisis económica del capital


Si Roubini lo dijo debe ser cierto

Alberto Rabilotta

El centro del sistema capitalista está atascado por el enorme desarrollo de sus fuerzas productivas; las economías principales, de Estados Unidos y Europa Occidental se frenan, el desempleo persiste o aumenta mientras el consumo desciende. El Nóbel de economía Joseph Stiglitz vaticina un prolongado letargo como el escenario más optimista. Para algunos analistas - como en el Lex blog del Financial Times, del 16 de agosto -, el estancamiento parece peor cuando se lo mira en el contexto histórico. Una severa recesión debe ser seguida por una fuerte recuperación en la medida en que el trabajo y el capital que quedaron inutilizados durante los malos años son puestos a trabajar. Eso no es lo que está sucediendo. Cuatro años sin crecimiento económico califica para una especie de Depresión Ligera”.

Sin una cuota creciente de trabajo asalariado que permita alimentar la demanda de bienes y servicios el capitalismo no puede funcionar, el dinero no puede recrearse como capital. Eso es lo que quiso decir el economista Nouriel Roubini al ser entrevistado por la televisión del diario The Wall Street Journal (1) y al escribir su columna Is Capitalism Doomed? en Project Syndicate (2), y en ambas oportunidades el economista que anticipó la crisis financiera del 2008 resaltó que Karl Marx había estado “parcialmente en lo correcto al argumentar” que en algún momento el capitalismo podía autodestruirse. Y de golpe revivió el fantasma del comunismo, como testimonia el título Is Nouriel Roubini a Communist? y la entrada “Karl Marx, conozca a su acolito del siglo 21, Nouriel Roubini ” del comentario que escribió Jeff Cox de la televisión CNBC (3).

En su columna Roubini evoca en grandes trazos la coyuntura actual, apuntando que hasta el 2010 los políticos siempre podían sacar un nuevo conejo de sus sombreros para reflotar los precios de las acciones y gatillar una recuperación económica. Estímulos fiscales, tasas de interés casi a cero por ciento, dos rondas de “quantitative easing”, compartimentación de las deudas impagables, y millones de millones de dólares en rescates y para aumentar la liquidez de los bancos e instituciones financieras: todos (estos instrumentos) fueron utilizados por los gobernantes. Y ahora se quedaron sin conejos.

Lo que queda en el arsenal de los gobernantes es tan poco que no permitirá reflotar los valores bursátiles ni restaurar el crecimiento, y Roubini agrega que ni siquiera es realizable una depreciación monetaria en todas las economías avanzadas, a pesar de que todas ellas necesitan una moneda debilitada y el mejoramiento de sus equilibrios comerciales para restaurar el crecimiento. Pero, agrega, todas estas economías no pueden simultáneamente acceder a ambos requisitos porque ninguna de ellas saldrá ganando, y pronostica que “por ello en el horizonte están las guerras monetarias”.

¿Marx rehabilitado?

Y luego de pintar el panorama de la zona euro, donde Italia y España corren el riesgo de ver cerrados los accesos al mercado de capitales para refinanciar su deuda pública, y con las presiones aumentando sobre Francia, Roubini resalta que Italia y España son demasiado grandes, tanto para dejarlas caer como para rescatarlas. En este contexto y a pesar de que el proceso de desapalancamiento (deleveraging) apenas ha comenzado, según el economista, serán necesarias reducciones de la deuda si los países no pueden crecer, ahorrar, o ellos mismos ‘inflarse’ (con una devaluación monetaria) para escaparse de sus problemas de deuda.

Y seguidamente agrega que Karl Marx, así parece, estaba parcialmente en lo correcto al argumentar que la globalización, una desbocada intermediación financiera, y la redistribución de ingresos y de la riqueza del trabajo en beneficio del capital podían dirigir el capitalismo hacia su autodestrucción egg Las empresas están recortando puestos de trabajo porque no hay suficiente demanda final. Pero cortar trabajos reducen los ingresos salariales, acrecientan la desigualdad y achican la demanda final - escribe Roubini -, introduciendo en medio de párrafo y para que no queden dudas de que al darle crédito a Marx no estaba pronunciándose a favor del socialismo, que “se demostró que su visión de que el socialismo daría mejores resultados fue equivocada”.

En ese esquemático párrafo Roubini alude a lo que Marx escribió en varias de sus obras, y que desarrolló más extensivamente en los Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857-1858 (4).

Esta mención es importante no sólo porque rompe el tabú que durante cuatro décadas impidió, a nivel de los economistas más reputados de Estados Unidos, hacer referencia a la crítica que Marx hizo de la economía política, sino porque señala que es el reconocimiento de que para entender la situación actual del sistema capitalista – incluyendo las crisis financieras a repetición, el estancamiento económico y las protestas populares- es necesario analizar la relación entre el trabajo asalariado y el capital, o sea lo que permite la existencia y la reproducción del sistema, y la lucha entre las clases sociales por la repartición de la riqueza social.

Por eso Roubini continúa señalando que las recientes protestas populares - que abarcan desde el Oriente Medio hasta Europa y el Reino Unido, y más tarde o temprano llegarán a otras economías avanzadas y mercados emergentes- “son todas ellas impulsadas por problemas y tensiones similares: creciente desigualdad, pobreza, desempleo y desesperanza. Incluso las clases medias del mundo están sintiendo el apretujamiento de las bajas de los ingresos y de las oportunidades”.

¡Y con él la lucha de clases!

Simultáneamente a este análisis de Roubini, en el cual pronostica guerras monetarias en el horizonte, el académico Immanuel Wallerstein, de la Universidad de Yale, se refirió en entrevista con ALAI (5) al caos mundial que resultará la eventual desaparición del dólar como moneda de reserva mundial en un contexto en el cual tampoco existen condiciones para que otra moneda pueda ocupar ese rol, lo que podría conducir a la existencia de “cinco, seis o siete monedas importantes, una situación caótica porque habrá fluctuaciones enormes continuas. Ni los gobiernos, ni las firmas transnacionales, ni los mega-bancos, ni los individuos sabrán qué hacer. Una incertidumbre enorme paralizará el mundo, especialmente a los inversionistas”.

Wallerstein subraya el ya existente problema en Estados Unidos, que se replica de diferentes maneras en los países europeos agobiados por las medidas de austeridad, de la bancarrota de las instancias gubernamentales locales, del empobrecimiento y la eliminación de cualquier perspectiva de mejoramiento para las clases medias. Situación que podría conducir “a guerras civiles en múltiples países del norte, sobre todo en Estados Unidos donde la situación es mucho peor que en Europa occidental, aunque allá también hay posibilidades de guerras porque hay un limite hasta el cual la gente ordinaria acepta la degradación de sus posibilidades”.

La lucha de clases está manifestándose cada vez más y bajo diversas formas en el panorama social y político en los países avanzados. Y asistiremos a un aumento de las luchas de clases - y en el contexto de falta de alternativas políticas - de violencia a medida que se acreciente la desigualdad entre ricos y pobres, y se implanten y profundicen los programas de austeridad, como revelan los estudios citados en el análisis de Washington’s Blog (5).

Desde 1919 hasta el presente ha quedado demostrado que los programas de austeridad “aumentan los riesgos de violencia e inestabilidad social”, según un estudio de los economistas Hans-Joachim y Jacobo Ponticelli que pone en evidencia la correlación entre los recortes fiscales y la inestabilidad social: “La reducción del gasto (social) conlleva un riesgo significativo de aumentar la frecuencia de los disturbios, de las demostraciones antigubernamentales, de huelgas generales, asesinatos políticos, y de intentos revolucionarios para derrocar el orden establecido. Mientras tales eventos son de baja probabilidad en años normales, devienen mucho más comunes cuando son implementadas las medidas de austeridad”.

No hace falta un estudio para constatar esta evidencia en los países de América latina y el Caribe en las décadas pasadas, cuando los planes de austeridad impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Consenso de Washington eran aplicados a veces por gobiernos electos y en muchos casos por dictaduras militares que estaban al servicio de intereses extranjeros y de las oligarquías locales. No en vano el economista Joseph Stiglitz acuñó la frase “The IFM Riot” para definir esta correlación, como recuerda el Washington’s Blog. Economistas como Kenneth Rogoff, quien estudió las crisis financieras y junto a la economista Carmen Reinhart escribió el libro “This Time It’s Different”, dijo en febrero pasado a la revista Forbes que la alta tasa de desempleo y elevados niveles de deuda en Estados Unidos aumentarán las disparidades en los ingresos y tarde o temprano eso hará estallar una “seria inestabilidad social”.

Y esta correlación entre los planes de austeridad que acrecientan las disparidades de ingresos, que hacen más ricos a los ya ricos, que empobrecen al pueblo trabajador y hace que se manifieste la lucha de clases en todas sus formas, ha sido objeto de estudios militares (6) por parte la Junta de Jefes de Estado Mayor y del U.S. Army War College, que en 2008 advertía que los desafíos más importantes y relevantes para la Defensa de Estados Unidos son los shocks que quizás emerjan –incluso dentro del país- de las crisis económicas, sociales o de los desastres naturales y humanos: “Esto será más probable por las no guiadas fuerzas de la globalización, el populismo tóxico, políticas (nacionalistas), subdesarrollo, desastres humanos o naturales, y enfermedades (transmisibles). En el fondo, los shocks que emerjan de amenazas contextuales quizás constituyan el mayor reto a los intereses de Estados Unidos”.

Y cuando arreciaba la crisis financiera en febrero de 2009 el Director de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Dennis C. Blair, declaró que si las crisis económicas se prolongan por un período de uno o dos años aumentará el riesgo de una amenazante inestabilidad para el régimen en vigencia; por el despertar de la lucha de clases, como señaló el ex Director de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Zbigniew Brzezinski, cuando dijo que “si la gente sigue desempleada habrá un creciente conflicto entre las clases”.

El terreno está bien abonado.

El desempleo que se convierte en crónico para un creciente número de personas y la baja de los salarios a partir de las políticas de despidos masivos aplicadas por las empresas explican que en los últimos cuatro años hayan bajado en 15 por ciento los ingresos de la clase media estadounidense, según las cifras del Internal Revenue Service.

La pobreza se extiende en el país más rico del mundo. Entre el 2008 y el 2009, según el reporte de State of America’s Children, la pobreza infantil aumentó 10 por ciento, el salto más importante de la historia reciente, lo que explica que actualmente uno de cada cinco niños en Estados Unidos viva en la pobreza. En total, según el reporte mencionado, el 14.3 por ciento de la población, o sea más de 46 millones de personas, vive en la pobreza, lo que constituye el más alto número absoluto desde la segunda Guerra Mundial.

Esto se explica por las reducciones de impuestos durante el período 2002-2008, las presidencias de George W. Bush, que hicieron que los ricos se enriquecieran más, tendencia que continúa bajo la presidencia de Barack Obama. Las cifras muestran que durante ese período el ingreso del 0.01 por ciento de las familias, los pocos cientos o miles de ultra ricos, aumentó en 68 por ciento. El tope de la pirámide, el 10 por ciento de las familias más ricas del país, se apropio del 50 por ciento de los ingresos total de la economía. Y mientras tanto el 90 por ciento de la población – es decir la clase media, trabajadores de bajos ingresos, pobres y desempleados - registró una baja de 4.0 por ciento en sus ingresos.

Cuando el terreno esta bien abonado con desempleo, empobrecimiento y amenaza de miseria para muchos de los jubilados y ancianos, desesperanza por la falta de perspectivas de encontrar un trabajo y alcanzar una cierta estabilidad después de haber estudiado durante años, como sucede para los trabajadores y gran parte de la juventud, no es de sorprenderse que cada día haya más indignados en este mundo y que la lucha de clases (que el neoliberalismo afirmaba era cosa del pasado) esté reverdeciendo.

La Vèrdiere, Francia

1.- Karl Marx Was Right http://online.wsj.com/video/nouriel-roubini-karl-marx-was-right/68EE8F89-EC24-42F8-9B9D-47B510E473B0.html

2.- Is Capitalism Doomed? http://www.project-syndicate.org/commentary/roubini41/English

3.- Nouriel Roubini a Communist? http://www.cnbc.com/id/44147922 Roubini es director de Roubini Global Economics.

4.- Esta obra fue publicada por Siglo Veintiuno Editores SA, Buenos Aires, 1971. La referencia al “derrumbe” del capitalismo figura como resultado del análisis de Marx en el tomo 1, en el capítulo dedicado al capital, cuaderno “del proceso de producción al proceso de circulación”, (páginas 349 a 377). En la página 362 de la obra citada Marx escribió lo siguiente: “De ahí, empero, del hecho que el capital ponga cada uno de esos límites como barrera y, por lo tanto, de que idealmente le pase por encima, de ningún modo se desprende que lo haya superado realmente; como cada una de esas barreras contradice su determinación, su producción se mueve en medio de contradicciones superadas constantemente, pero puestas también constantemente. Aun más, la universalidad a la que tiende sin cesar, encuentra trabas en su propia naturaleza, las que en cierta etapa del desarrollo del capital harán que se le reconozca a él como la barrera mayor para esa tendencia, y por consiguiente, propenderán a la abolición del capital por medio de sí mismo”. Sobre este aspecto ver Las infranqueables barreras que levanta el capital, en http://alainet.org/active/48149&lang=es

5.- http://www.washingtonsblog.com/2011/08/austerity-and-runaway-inequality-leads.html

6.- Known Unknowns: Unconventional ‘Strategic Shocks’ in Defense Strategy Development, del U.S. Army War College en 2008.

http://www.policypointers.org/Page/View/8519

Ver las páginas 16 a 18 del citado documento.

7.- Ver el artículo Poverty, Joblessness, and the Job Guarantee de Pavlina R. Tcherneva en: http://neweconomicperspectives.blogspot.com/2011/08/poverty-joblessness-and-job-guarantee.html

- Alberto Rabilotta es periodista argentino.